viernes, 11 de enero de 2013

La gota

Creo que la gota nació en su pelo, o, quizás, en algún punto ciego de la nuca levemente ahuecada y tensa. Por efectos de la gravitación universal inició un recorrido lento hacia abajo. Supongo que era una gota de sudor o el resto mínimo de la ducha reciente. Paula nunca termina de secarse luego de tomar un baño. Ella es así. Permanece desnuda y en silencio junto a la ventana del cuarto. Observé el demorado viaje con interés inusual. La gota descendió por el eje de una espalda entre opaca y erizada. De tanto en tanto las irregularidades del terreno frenaban el avance. Pero el descenso no se detuvo. La gota siguió bajando hasta llegar a la cintura y perderse luego en una grieta que se abría indecisa entre dos esferas. Recién entonces Paula se apartó de la ventana y se vistió. Me pregunto ahora qué habrá sido de la gota, de Paula y de todo lo demás.
L. 

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