viernes, 11 de enero de 2013

Una larga paciencia

Ya sea por influencia de gente cercana o por efectos de la terapia uno tiende a adoptar medidas de autodisciplina que apunten a generar cambios favorables. Uno se propone nuevos comportamientos en diversos planos. Uno dice por ejemplo: "a partir de ahora voy a hacer esto o lo otro, voy a dejar de hacer aquello, voy, en resumen, a ser una persona digna de ese nombre". Pero la autodisciplina es limitada. No dura mucho porque tarde o temprano las actitudes largamente arraigadas se harán notar. Lo reprimido saldrá a la luz a la manera del viejo topo de la historia imaginado por Marx en el siglo XIX. Y los divinos planes de autodepuración se irán al diablo. Algo no muy distinto ocurre cuando uno trata de "disciplinar" a los demás en tal o cual aspecto. La técnica puede funcionar pero sólo por un rato. ¿Nada puede hacerse entonces? Claro que sí. Pero eso requiere de mucho trabajo interior, y, sobre todo, de una larga paciencia.
L.

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