domingo, 27 de enero de 2013

Películas

Las películas, aún las malas o ligeramente mediocres, organizan un poco las mentes desquiciadas. Por ejemplo la mía. No sé sabe cuál es la causa pero así es. Uno puede estar mal o muy mal, abandonado por alguien, aplastado por alguien, insultado gavemente por alguien, meado por los perros, lo que sea. Pero empieza a ver una película más o menos bien hecha y algo, no sé qué, empieza a organizarse en el alma al ritmo de las escenas. Y por peor que sea el film uno sale mejor de la experiencia. Es como prender la luz. Como abrir una ventana. No. No es eso. La curación por vía cinematográfica tiene que ver con recortar un poco el yo en expansión, o, para decirlo con un término culto, bajar en parte la insoportable cuota de mismidad.
L.

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