sábado, 21 de mayo de 2011

El campo idealizado


Los que viven en el campo sueñan con vivir en la ciudad. Los que pasamos nuestros días en Ciudad Gótica soñamos con las mañanas campestres y soleadas, las ubres rosadas de las vacas, los pajaritos al amanecer y el ronronear de los tractores. ¿Quién no lo pensó alguna vez? Tener una pequeña chacra, unos caballos, gallinas y patos, un tanque australiano con agua helada y vivir, como se dice, una vida natural. Qué lindo todo. Lástima que después que saltamos la tranquera aparecen los problemas. No sabemos como ordeñar una vaca, queremos ir al baño y está lleno de cerdos, los caballos se escapan y en el pueblo no hay ni un solo bar abierto. Los vecinos son crueles (como vi en una película francesa cuyo nombre no recuerdo ahora), las lluvias arrecian, las cosechas se congelan y todo se pone tan pero tan difícil que acabamos llamando a Batman, el murciélago potente, para que nos lleve de regreso a Ciudad Gótica (sin Macri).
L.

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