miércoles, 11 de mayo de 2011

Elogio del vacío


Las parejas lo saben más que nadie. La convivencia mejora muchísimo si hay espacio suficiente para los dos (o para los tres si hay un hijo o algún amante). Si viven uno encima del otro, en cambio, aumentan los posibles roces. Y no todo roce es erótico. El tema excede largamente la convivencia. Los taoístas y los chinos de la antigüedad nos enseñaron a valorar el espacio vacío entre los objetos. La página o pantalla en blanco donde pueden decirse todo tipo de cosas (incluso aquellas). El cántaro hueco donde puede echarse agua o vino (si no fuera hueco sería imposible). La ventana abierta por donde entran la luz, el viento, las gotas y los pájaros. El caño donde, gracias al vacío, puede correr agua. Conclusión. Estemos donde estemos, hagamos lo que hagamos, necesitamos no saturar el ambiente. ¿Y quién sueña con eso? Vacío es plenitud.

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