miércoles, 11 de mayo de 2011
La lluvia necesaria
Impresiona la cantidad de cosas que una persona está dispuesta a hacer con tal de no sufrir. Una vecina acaba de decirme que prefiere no enamorarse ni entregarse por completo a un hombre para no padecer las consecuencias que eso podría incluir. Por no sufrir la gente compra pasajes a cualquier lado suponiendo que un viaje a Disneyworld, por ejemplo, resolverá todos los problemas. Algunas mujeres prefieren no tener hijos para salvarse de los inevitables dolores de parto. Viajar, privarse, no agotar las experiencias, ni siquiera cruzar la calle. No le veo el chiste a la cuestión. No se lo veo de ninguna manera. ¿Hace falta recordar que no hay autopista sin peaje? ¿Acaso no nacemos también del dolor? ¿No hay un dicho según el cual siempre que llovió paró? Pero para que la lluvia deje de caer hace falta pasar por el diluvio. Mojarse bien mojado. Empaparse y, por qué no, disfrutar también de la humedad como si fuera una bendición. Una vida sin algún grado de sufrimiento no existe. Pagar es, como se dice, parte del asunto.
L.
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