Es cierto. Otros movimientos similares no produjeron revoluciones. No duraron mucho. Desde el Mayo Francés hasta el 2001 en Buenos Aires pasando por la reciente y fracasada rebelión de la juventud francesa. Nuestro que se vayan todos no resultó. Algunos amores tampoco se extienden en el tiempo y no cambian la vida de nadie. Pero qué alegría el amor. Y qué felicidad ver a los jóvenes españoles en estado de indignación. Cuánta necesidad hay en el mundo de que esa reacción juvenil y popular se propague a todas partes. Demoracia real, pan, trabajo, libertad. Pienso, luego insisto, se lee en un cartel instalado hoy en la Puerta del Sol (Madrid). Es cierto. Quizás el esfuerzo no haga crecer mil flores. Pero la indignación crece junto a la voz de la calle. A veces una sola flor alcanza.
L.
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