jueves, 19 de mayo de 2011

Familia idealizada

No siempre la familia es un paraíso. Seamos honestos. Muy pocas veces lo es. Nos engaña la cercanía física, la supuesta confianza, los hábitos conocidos, la rutina. El desayuno a la mañana, pasear al perro, los cumpleaños, las vacaciones. Todo parece tan armónico que hasta llegamos a pensar que no hay en la tierra un grupo de personas más perfecto que la familia. Con el tiempo entendemos que el paraíso puede tornarse un divino infierno. Y que lo extraño, en el sentido más exacto de la palabra, suele habitar más el hogar propio que el ajeno. A veces son más familiares los vínculos generados, de manera casual, por completos desconocidos.
L.

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