lunes, 23 de mayo de 2011

La clase


Uno llega vacío a la clase. Vacío y dispuesto a dar lo que no tiene. Uno llega para instaurar alguna forma de silencio en el desierto de los ruidos. Poco a poco empiezan a juntarse palabras, gruñidos, frases mal armadas, ideas, sueños, recuerdos, dudas compartidas. La clase se construye en el mismo instante de su demolición. Como la danza. Como la muerte. Como el amor. Uno llega mudo y solo a la clase. Está a la espera de algo en esa orilla. Vacío y quieto. Dispuesto a dar lo que no tiene a quien no es. 
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario