lunes, 31 de diciembre de 2012
El viaje no se suspende
Hace cuatro años que insiste y existe este blog. En ese tiempo pasaron muchas cosas. Organizamos concursos literarios con premios y todo, algunos textos de aquí fueron reproducidos en la revista Oblogo y otros lugares, hubo peleas y reconciliaciones. En estos años ganamos amigos y perdimos a otros, fuimos pensando junto con los visitantes ocasionales o permanentes cómo hacer para vivir en un mundo tan difícil. Nos metimos en temas espinosos, hablamos de política y sexo, de amor y odio, de guerra y paz, de religiones y revoluciones. En estos años los comentarios al pie de los posteos fueron raleando. Ya es hora de admitir que las mal llamadas redes sociales ganaron la partida. De tan vetustos los blogs ya parecen fotologs o máquinas de escribir, es decir, anacronismos absolutos. Unos pocos nos leen, lo sabemos, de una forma sistemática. Graciela, El Peregrino, Pep desde España, Myriam Lucía Rodríguez desde Colombia, Lorie desde Puerto Rico, Florisse desde Tijuana, norte de México, Carolina desde su pasión por el cine, Eugenia, Carlos, Pedro, Sebastián, Victoria, cordobesa especialista en fotos de desnudos, y unos pocos más. En el último mes la cantidad de lectores se redujo a la mitad (eso dice al menos nuestro contador) y las perspectivas para el año entrante no parecen promisorias. Pero el viaje no se suspende. Este blog incluye a partir de hoy alrededor de cinco mil entradas. Continuar es decisión tomada porque defendimos siempre, y defenderemos, la escritura sin para qué ni para quién.
La música porque sí. Como la vana música del grillo.
L.
Socialismo o barbarie
Lo proclamó Rosa de Luxemburgo avizorando la crisis del '30 antes de ser asesinada. Castoriadis, el filósofo rebelde, lanzó el mismo grito de guerra al anticipar la caída del "comunismo" burocrático y opresor. Se pintaron paredes con esas palabras. Se crearon partidos y movimientos sociales. Se alzaron banderas que luego fueron abolidas. O salvamos juntos al planeta de su actual proceso de aniquilación -suicidio colectivo- o nos dejamos aplastar por el capitalismo salvaje. La España de hoy es un ejemplo de hasta dónde puede llegar ese sistema inhumano y especialmente egoísta y cruel. Socialismo o barbarie. Compartir y defender la naturaleza o consagrar la muerte en vida para las viejas y nuevas generaciones. En el medio observamos desconcertados y atentos el derrumbe cotidiano y global. El porvenir es largo. Pero hay que trabajar ya para cambiar la vida. No queda mucho tiempo. Socialismo o barbarie.
L.
L.
domingo, 30 de diciembre de 2012
Amor y comedia
Hay algo cómico en el amor. Una comicidad que se pierde a veces por falta de diálogo, por la tendencia a dramatizar todo, por la mala influencia de las películas y las novelas, por interferencias foráneas. Pero tomado en sí mismo, con cierta distancia y sentido del humor, el vínculo amoroso se presta a la risa, a la ironía constante, a la fluidez y a la comedia. Lo dicho no significa quitarle importancia al asunto ni mucho menos. Se trata apenas de poner las cosas en su lugar y entender que un amor, cualquier amor, es como un planeta en movimiento, con fases lunares, estallidos y quietudes, momentos muertos también. Y es justamente en estos últimos períodos de meseta cuando lo paródico se despliega en todo su esplendor. Una pareja que no entienda que así son las cosas está en riesgo. El solo hecho de vivir ya es un lío. ¿Por qué deberíamos complicarlo todo? Y si el amor no da alegría para siempre, bueno, que se lo coman todo.
L.
L.
La profecía
Entre los gatos de la cuadra circula una profecía que se remonta a los primeros felinos que habitaron la Tierra. Al parecer el mundo va a terminar el próximo 4 de enero de 2013. Como para calentar el ambiente un gran diario argentino asegura, sin citar fuentes como es su costumbre, que los efectos de la hecatombe serán terribles. No habrá alimento balanceado para nadie. No habrá piedra, papel o tijera donde afilarse las uñas. Desaparecerán los refugios donde ponerse a salvo de cohetes y gritos. Fin del mundo cat. Mi gato Grusswillis no cree en tales augurios. No los cree para nada. Tiende a ser entre cínico y escéptico. Circula por los techos con mirada altanera. No puede evitarlo. Siempre fue así y ese es, según se lo ha dicho mil veces el psicogato de los techos, su sinthome. Por eso raramente habla con sus pares. Por eso camina con la cola bien alta sobre el teclado del piano sin producir jamás ni el más mínimo sonido. Grusswillis prefiere acurrucarse en largas e inútiles evocaciones. De pronto se le aparece la siamesa y entra en increíbles estados de angustia. La siamesa es una gata colombiana del Putumayo que lo abandonó hace tiempo para sumarse a la guerrilla. Mi gato se burla amargamente de esa decisión y no mira hacia adelante sino hacia atrás. Ya ni Gatúbela despierta su otrora poderoso instinto. El fin de año, o de mundo, se acerca veloz e imparable y nada se puede hacer. Mucho menos desde un techo o un sillón. Primero la existencia y después la esencia, repite el gato como un karma. A veces se estira cuán largo es como si quisiera alcanzar con las patitas un fantasma ubicado siempre más allá. Grusswillis detesta el más acá. Sigue en su mundo, no habla con nadie y espera en calma la llegada del 4 de enero de 2013. Ese día, porque no habrá otro, se lamerá las heridas, llorará a sus muertos como corresponde, y esperará, como siempre, enormes cambios en el último minuto.
L.
L.
sábado, 29 de diciembre de 2012
Agendas viejas
No sé por qué se me ocurrió mirar agendas viejas. No sé por qué las guardo además. Como si sirvieran para algo. Como si tuvieran algún valor. En todas ellas encontré nombres que no querría volver a ver jamás. Números telefónicos que con seguridad no deben existir ni en la guía. Las agendas viejas se parecen a esos álbumes de fotos que se usaban antes de las cámaras digitales. Esos álbumes que uno miraba y se ponía a llorar antes de echarlos al fuego. Tanta gente que pasó por la vida de uno y ya no está más por una serie muy diversa de razones. Hay algo bueno sin embargo. A medida que las agendas se acercan al año 2013 los nombres y teléfonos son cada vez menos y más valiosos o imprescindibles. Se pasa por fin de la apariencia a la esencia. La vida, en definitiva, es un camino hacia la necesaria depuración en todos los sentidos imaginables. Miro la agenda del año inminente y compruebo con alegría que todas las páginas de teléfonos y direcciones están, por fin, casi vacías.
L.
Los cambios
¿Cuántas veces nos cambiamos de ropa en la vida? Muchas. Infinitas. Incontables. Y sin embargo el cuerpo y el alma permanecen más o menos igual. Si algo se modifica es fruto de un proceso interno y no obedece a estímulos externos. Los cambios están sobrevalorados por una sociedad que no se soporta y supone que algo de allá adelante (mirar hacia adelante) va a resolver las cuestiones de fondo. Pero, qué pena, no es así. Morimos cada noche. Renacemos cada mañana. El tiempo no existe. Nos empeñamos en inventar años nuevos, ceremonias de iniciación, días y noches, horarios, meses, cajoncitos donde ordenar eso que llamamos vida. Pero no siempre los cambios nos cambian. La ropa es la misma o es otra. Da igual.
Y, a veces, cualquier cambio hiere al corazón.
L.
Y, a veces, cualquier cambio hiere al corazón.
L.
El olvido recuerda
Los saurios gigantes se extinguieron dando lugar a los mamíferos. Pero aún vive entre nosotros el cocodrilo, digno representante de una raza misteriosa. Es cierto que en el medio se perdieron algunos eslabones y eso genera dudas sobre el sentido final de la evolución. No pasa ni pasó lo mismo en el terreno psíquico donde la conservación de lo primitivo es tan evidente que no requiere demostración alguna. El olvido recuerda una y otra vez mal que le pese a los defensores a ultranza de vivir el presente, el aquí y ahora, etcétera. Ningún olvido aniquila por completo los laberintos de la memoria. Al contrario. Todo se conserva de alguna manera y puede volver a surgir en determinadas situaciones. Algo similar ocurre con los restos de imperios remotos. La moderna y caótica ciudad de Roma, por ejemplo, está literalmente atravesada por las ruinas de la Roma antigua. Algo similar ocurre con nuestros recuerdos que, aún perdidos o reprimidos, aparecen en el momento menos pensado y, como el viejo topo de la historia imaginado por Marx, asoman desde el fondo más oscuro de la Tierra y se imponen con fuerza inusitada más allá de nuestra voluntad. En conclusión. El olvido recuerda.
L.
viernes, 28 de diciembre de 2012
Escribir y amar
En algo se parecen el acto de escribir y el de amar. El primer parecido es obvio. El deseo impulsa todo hacia adelante. Se escribe y se ama sólo en el caso de que se desee hacerlo. No se escribe cualquier cosa. No se ama a cualquiera. Eso es lo primero. Lo segundo es que al escribir el autor desaparece en las palabras. Es casi como si se perdiera al producir el texto en la pantalla. En el plano amoroso y/o sexual ocurre algo demasiado similar. Ambos amantes se disuelven en el abrazo de los cuerpos. Escribir y amar. Amar y escribir. Dos hermosas maneras, al menos en la Argentina, de desaparecer.
L.
L.
Bendito misterio
¿Por qué no admitir de una maldita vez que no entendemos nada de esta vida? No habría nada malo en hacerlo y sería un buen punto de partida. Si no sé nada puedo saberlo todo. Si lo sé todo estoy lleno, es decir, estoy muerto. Hay una especie de ignorancia docta, bendita ignorancia del que siempre quiere saber más, la que consiste en aceptar el desconcierto frente a un mundo complejo, una vida compleja y siempre rara y excepcional. El paso del tiempo, la felicidad, el amor, la angustia. O sea. Sólo el misterio nos da vida.
L.
L.
Los tres imposibles
Gobernar, educar, psicoanalizar. Los tres imposibles señalados por Freud. El tema es largo y también es "imposible" desarrollarlo acá. Una aproximación sería la idea de que no se puede educar a alguien cuyo deseo no se relaciona con lo que se le enseña. No se puede psicoanalizar si por eso se entiende eliminar la herida narcisista, la angustia constitutiva, la escasa o nula relación con el inconsciente, con eso que estará siempre ahí como la ropa interior. Tampoco es posible gobernar a quien no quiere ser gobernado. Con el buen ciudadano, el que no hace daño ni a sí mismo ni a los otros, el que no tira basura a la calle, el solidario, el que acepta la ley justa, en fin, ese no requiere ser gobernado por nadie. ¿Pero qué pasa con los otros? Tres imposibles. Tres caminos sin salida total y completa. Aprender a convivir con ellos...si es eso lo que se desea realmente.
L.
L.
Pensar el presente
No es fácil pensar el día de hoy. Los diarios no explican nada, tampoco las vecinas de la cuadra, mucho menos la televisión o el estampido urbano. El presente viaja al pasado como un tren que ha perdido el control. Un amor de hoy no puede ser pensado. Mucho menos la vida cotidiana, desde la ducha salvadora hasta conversar con el encargado del edificio o pedalear un rato bajo el sol. Como el dolor, como la felicidad, el presente sólo puede vivirse en plenitud y sin teorías empañando el vidrio. Si se quiere pensar algo hay que dejar pasar las aguas dulces o amargas del río. Dejarlas que corran hacia atrás desbordando el cauce y las causas de las cosas. Recién ahí, cuando ya no queda nada, puede pensarse, sí, todo.
L.
L.
El sacrificio
Leo en una revista científica el caso de la abnegada hormiga brasileña Forelius pusillus. No sin sorpresa los expertos en comportamiento animal descubrieron que al anochecer las hormigas de esa especie defienden el hormiguero bloqueando con arena todas las entradas. Unas ocho obreras permanecen afuera hasta concluir el trabajo. Y ahí mueren antes del amanecer. Se trataría del primer ejemplo conocido entre los animales de sacrificio realizado apenas como prevención y no como respuesta ante una amenaza inmediata. Los humanos, como las Forelius pusillus, son muy dados al sacrificio. Pensemos en Cristo, en Guevara, en Allende. Nunca se sabe. Quizás la inmolación tenga un sentido. Salvar el hormiguero. Salvar la dignidad así la muerte sea el único premio concedido al amanecer.
L.
L.
jueves, 27 de diciembre de 2012
La ceremonia del adiós
Casi lo único que hacemos es decir adiós. Despedimos padres, madres, peces, perros, etapas, dioses, cielos, infiernos. Despedimos costumbres, calzoncillos, pelos, olores, corpiños. Despedimos años, paños y caños. Es verdad que a veces damos la bienvenida a todas esas cosas y personas. Y hacerlo es hermoso. Pero las bienvenidas duran poco. Casi nada. Y las despedidas duran toda la vida.
L.
Intimidad como espectáculo
Un episodio carente de toda importancia (la difusión de un video íntimo donde aparece una conocida actriz argentina) ocupa el desaforado interés de casi todos los canales nacionales de televisión. El mundo se derrumba, la Argentina encuentra todo tipo de trabas fundamentalmente creadas por las corporaciones dominantes aquí y en todas partes, un oso polar muere en el zoológico como fruto de la inhumana acción humana, en México ahorcan a los jóvenes, en Colombia los ríos están llenos de cadáveres, el capitalismo salvaje hace estragos con los pueblos de España, Portugal y Grecia entre otros...Y acá el problema se concentra en cuerpos quizás desnudos como todos los cuerpos cuyo eventual anudamiento fue filmado y luego difundido por gente aburrida y sin proyecto propio. La intimidad de los otros atrae y distrae a los dormidos. Qué bueno sería que Internet no acabe convertida en un Gran Ojo morboso y delator. Tan sagrada y hermosa la intimidad. Tan sucios los medios, los periodistas y los televidentes que viven o mueren de ella.
L.
L.
2013
Ya se acerca el río con sus hachas. El río del tiempo. Un salto a la tercera o quinta orilla. Uno puede hacer como que el tiempo no existe. No hay segundos ni horas ni minutos. El paso de los años es una construcción cultural, mañana es ayer, ayer es dentro de diez años, un instante resume a todos, el futuro ya llegó. Pero las vidrieras influyen. La locura en las calles. El desasosiego del fin-principio. Año nuevo. Un número cualquiera. Y el pescado como siempre sin vender. Y el pecado como siempre cometido a medias.
L.
L.
En un agujero en el suelo
En un agujero en el suelo vivía un hobbit. No era un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango. Ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso sin nada en que sentarse o que comer. Era un agujero hobbit y eso significa comodidad....Así empieza la hermosa novela de Tolkien, la que abre la saga de El señor de los anillos. Es un comienzo perfecto y potente. No hacen falta las tres horas de película que se hicieron sobre la base del libro. El párrafo alcanza y sobra. Cine y literatura. Dos lenguajes en pugna.
L.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
La huida
Una persona puede ser definida por aquello de lo que se escapa. Pero sea cual sea el disparador (el país, la lengua, la historia, el nombre, la tristeza) nadie puede caer del mundo tan fácilmente. La evasión marca un hueco en la línea, una ruptura, un desvío. El fugitivo también puede escapar de algo sin nombre, amenazante y próximo. Aventurarse en lejanías suele ser la salida habitual del prisionero de sí mismo. Una vez en camino el viajero entenderá que en ninguna parte hallará nada que no lleve consigo. Desde ese mismo descubrimiento Fernando Pessoa definió a la técnica del viaje como el tedio de lo eterno nuevo, es decir, una especie de maravilla constante y rutinaria que, con el tiempo, lleva al fracaso. Habrá que cambiar de técnica o dejar de huir de lo que jamás desaparece.
L.
L.
Toda escritura es erótica
Toda escritura es discontinua, erótica como un vestido que dejar ver sólo determinadas zonas en detrimento de otras. El acto de escribir se ejerce en lugares privados, secretos, a veces tan riesgosos y deseados como un encuentro sexual. La literatura erótica, si cabe esa calificación a manera de género, lo es porque necesariamente involucra la pasión sin nombre. Muestra y oculta. Dice y no dice. Nada es ahí lo que parece. No es raro que el solo acto de escribir -que hasta hace poco consistía exclusivamente en hacer fluir tinta sobre un papel en blanco- haya cobrado la significacion simbólica del coito.
L.
L.
martes, 25 de diciembre de 2012
Escribir en el espejo
Hoy le dije a una amiga que escribir es como mirarse al espejo. Los dos coincidimos en que no siempre es lindo verse reflejado ya sea en el espejo o en una foto. Hasta escucharse la propia voz grabada suele ser una tortura. La verdad del tiempo y la fealdad aparece tan claramente que asusta. Pero recién pensé, inesperadamente, en esas mujeres que dejan mensajes en el espejo del baño. Suelen hacerlo con un lápiz de labios ya sea para despedirse, entretenerse o matarse. En vez en pintarse la boca de rojo eligen el espejo a modo de soporte o plataforma. Pero si después quieren verse la cara ya no pueden porque hay palabras escritas ahí, es decir, el lenguaje actúa como un velo y permite tomar distancia de uno mismo. Las letras grandes y garabateadas pasan a convertirse en una realidad autónoma. Nos sacan en parte del narcisismo y nos proyectan como productores de un texto. El lenguaje del lápiz labial recorta el yo en expansión. Algo parecido produce el amor en las personas. Recorta. En conclusión. Lengua y amor salvan al mundo.
L.
Irse
IRSE es una ciudad
tiene las calles angostas
el aire un poco frío
IRSE tiene cuatro casas
dos establos
y un semáforo
también tiene un bosque
y a mí
a IRSE nunca vino nadie
de IRSE aún nadie se ha ido
para decirlo
están ahí
el viento
las piedras
el retrato del abuelo
un poco de mi voz
el anverso de las hojas
y yo otra vez
y yo sin nada
Día después
Y de pronto llega en ambulancia el día después. Raramente se alcanza a estas horas la emoción del día antes. El día después es como un animal muerto, lento, desnudo. Es parecido a lo que siente una pareja cuando ya todo pasó. Se pierde en parte la intensidad recién vivida. Algo se ahoga en los retazos de la fiesta. Días y momentos en blanco. Ramas levemente balanceadas por el aire en movimiento. Vacío necesario para seguir. Mientras estemos poblados por el vacío habrá lugar para un deseo sin tiempo ni lugar ni objeto.
L.
lunes, 24 de diciembre de 2012
No sirvo para...
Me dice una ex alumna de talleres literarios una frase definitiva. No sirvo para escribir ficción. Me lo dice como si se tratara de una revelación, un descubrimiento científico, algo que no tiene discusión. Le digo apenas que esa frase no la ayuda en ningún sentido. Nadie sirve para nada y todos servimos para todo. Y el acto de escribir, además, no responde a ninguna utilidad específica. Es cuestión de persistir hasta el fin en aquello ligado al deseo más hondo. Insistir y sostener con una paciencia casi animal hasta que el milagro se produzca. Porque el milagro existe. Claro que sí. Pero no es gratis.
L.
L.
Silencio
Qué raro. La ciudad sumida en un silencio de muerte. Casi total. ¿Se guardarán los gritos y las bombas y los cohetes para después? No hay siquiera un ladrido de perro en la cuadra de la fiesta. Ni el chasquido de un beso profundo. Nada. Qué raro, sí, qué raro. El mundo al borde del mundo y ni una sola voz en el viento. Una gaviota planea cerca del mar. Es todo lo que se oye a muy pocas horas del nacimiento místico y definitivo. Hay viento y silencio en la ciudad violenta.
Será cuestión, como siempre, de esperar y ver y oír qué pasa.
L.
Será cuestión, como siempre, de esperar y ver y oír qué pasa.
L.
Barro y arena
En pocos días más este blog completará las cinco mil entradas. La cifra resulta asombrosa también para nosotros. Cinco mil posteos significan cinco mil textos -propios en su mayoría- fotos, videos, poemas, relatos breves, una oferta grande que se labró en más de cuatro años de duda y persistencia. En ese período hicimos ya dos concursos literarios, algunos blogs paralelos (el de Pessoa por ejemplo), discusiones, acuerdos, apuestas quién sabe a qué. En la era Facebook los blogs están en decadencia. Suspendelviaje no es excepción. Menos lectores, menos comentarios, menos participación en general. Pero no suspenderemos el viaje aún bajo el imperio de las redes antisociales. Aquí estaremos acompañando el nuevo siglo hasta el punto exacto donde todo haga ¡plop! y se acabe. Si hay algún arqueólogo por ahí le recomendamos excavar la historia y los temas en las ya masivas etiquetas del costado. Hay barro y arena por ahí. Pero de tanto en tanto, si se busca bien, brillan las perlas cultivadas.
L.
L.
Por una felicidad cierta
Alguien pintó un graffiti a la vuelta de mi casa. Ahí se lee, con buena letra y en color violeta, quiero una felicidad cierta o nada. Al margen del evidente extremismo tipo revolución o muerte, libres o esclavos, etcétera, el autor del mensaje sabía lo que decía. La idea de felicidad cierta es una saludable afirmación de lo verdadero ante lo que podríamos llamar felicidad falsa. ¿Y qué cosa sería esto último? No hace falta entrar en demasiados detalles. La mayoría de los saludos por las fiestas, los abrazos de ocasión, las sonrisas dibujadas, las divinas promesas, las copas que al chocar se quiebran en mil pedazos. Adhiero a la idea de felicidad cierta aún sabiendo que toda alegría, por más auténtica y grandiosa que sea, encierra una pequeña dosis de fantasía y, por qué no, algún despliegue actoral necesario para las actuales circunstancias. Igual vale la frase en su sentido principal. Quiero una felicidad cierta...o nada.
L.
L.
La previa
Según pude confirmar en wikipedia la noche buena es una especie de instancia previa al nacimiento de Jesús quien, al parecer, vuelve a nacer todos los años el 25 de diciembre, es decir, a una hora indeterminada del día de mañana. Ese origen remoto y obviamente dudoso para los que no somos creyentes no deja de tener encanto. Alguien va a nacer y con él algo nuevo y poderoso llegará a un mundo viejo y débil. La idea, dejando de lado los hechos ocurridos, es poética. Más en este mundo donde reinan la guerra, el hambre y las ansias de satisfacción inmediata, consumos diversos, autodestrucción, daño constante a la naturaleza y a la vida en todas y cada una de sus formas. Pero la lucha no termina. La gente no se conforma. Y aún la figura de Cristo puede ser asociada con la subversión de cuerpos y espíritus. Por algo el Jesús histórico expulsó a patadas a los mercaderes del templo. Por algo, cuando los soldados romanos fueron a detenerlo, el Hijo del Hombre preguntó a Juan cuántas espadas había para resistir. Por algo el héroe fue finalmente crucificado de la manera más cruel. Los evangelios aseguran que el muerto resucitó al tercer día. Y ojalá haya sido así. Y ojalá resucitaran Salvador Allende, Ernesto Guevara, Martin Luther King, Rosa de Luxemburgo, Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta, los treinta mil desaparecidos en Argentina, los 350 mil colombianos asesinados y tantos otros cristos del alma. La vida, bien mirada, es el reino del ojalá. El alabado reino de lo que debía pasar y no pasó.
L.
L.
domingo, 23 de diciembre de 2012
Para leer en verano
No es cierto que existan muchos libros buenos. Los muy buenos, al menos, son muy pocos. También es verdad que no a todo el mundo le gusta lo mismo. Pero en fin. Voy a compartir algunos títulos de autores que son los de siempre, quiero decir, no constituyen ningún canon académico y tampoco son los que hay que leer para ser cultos. Entre las novelas propongo apenas La vida breve, de Juan Carlos Onetti. Y otra vez Rayuela de Julio Cortázar. Y otra vez Pedro Páramo de Juan Rulfo. Si me presionan añadiría Desgracia de J.M.Coetzee; Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar; Seda, de Alessandro Baricco y La Odisea de Homero. Con eso, creo, sería suficiente. En cuentos El llano en llamas, también de Rulfo. Los cuentos completos de Onetti, Cortázar y Yourcenar. También los completos de Abelardo Castillo y todos y cada uno de los relatos de Raymond Carver distribuidos en varios libritos de Anagrama. Con eso también sería suficiente. Y en poesía alcanzarían los poemas de Jorge Teillier (cualquier libro o antología de ese autor), los de Cesare Pavese (La tierra y la muerte/ Trabajar cansa) y los intensos fragmentos de Safo, la griega que hace dos mil años se arrojó al mar desde un arrecife en la isla de Lesbos. Eso más la poesía completa de Carver empezando por Un sendero nuevo a la cascada. Y listo.
L.
La vecina desnuda
Cuando vivía en La Sebastiana, su casa de Valparaíso, Pablo Neruda engañaba a sus amigos con la historia real o inventada de que todas las mañanas una atractiva vecina tomaba sol desnuda en la terraza visible desde uno de los patios del segundo piso. Los amigos del poeta aguardaban el milagro pero, qué pena, la mujer real o imaginaria jamás aparecía. Es así. Un cuerpo desnudo atrae siempre por razones indescifrables. Y si ese cuerpo corresponde a la persona amada atrae el doble incluso en la rutina más rutinaria y cotidiana. La esperanza y el misterio de la desnudez permanece en el tiempo. Habrá que subir las escaleras de La Sebastiana y, con paciencia infinita, esperar que la vecina imposible brille bajo el sol.
L.
sábado, 22 de diciembre de 2012
Banalidad del amor
Hay algo teatral en el amor que es difícil muy difícil de ocultar. Algo fingido y espectacular que los besos y promesas no alcanzan a simular. Nunca se le dice todo al otro. Tampoco el otro o la otra dicen todo lo que desearían decir. Hay una banalidad en el acto amoroso que se intenta maquillar con bonitos colores y abundante discurso. Hay sin embargo en el amor algo totalmente verdadero e indiscutible. Y es la certeza de que hoy lo tenemos y mañana...quién sabe.
L.
L.
Cinco objetivos mínimos
Sigue en pie la invitación a los visitantes del blog a componer y compartir un plan de cinco metas para concretar o al menos visualizar el nuevo año. Más abajo el tema está explicado un poco más (ver Plan 2013/ ya hubo seis respuestas). Pero no hacen falta demasiadas explicaciones en este caso. Se trata de elaborar un plan mínimo de cinco deseos, sueños o decisiones ya tomadas con vistas al año próximo. Nunca se sabe. Quizás una idea ajena le sirva a otro de motor para echarse a caminar por los senderos del bosque.
L.
L.
Las fiestas
A diferencia de lo suele pensarse, o de lo que dicen los anuncios navideños o de año nuevo, las fiestas no son lo que parecen. Más bien terminan convertidas en un detonante de conflictos, peleas, irritaciones y una crispación difícil de observar en otras épocas del año. Los matrimonios no se ponen de acuerdo acerca de dónde sería mejor cenar en Navidad y Año Nuevo, en la calle reina un clima de desesperación y angustia, la compra de regalos parece más una misión desgraciada que un acto de placer, las energías están puestas más que nada en comer y beber en grandes cantidades como formas posibles de amortiguar la carga emocional de las fechas y, en fin, todo se mueve por ahí. Quizás liberando a las fiestas de tanto peso, viéndolas apenas como una instancia necesaria pero en el fondo irrelevante, sea posible alcanzar algo de paz y alegría no por fingida menos alegre y verdadera. Falta poco. Veremos qué pasa.
L.
viernes, 21 de diciembre de 2012
Los desobedientes
Los desobedientes no salen bien parados de sus actos. Por lo general se los castiga, no aparecen en la tapa de los diarios, los vecinos hablan mal de ellos en las fiestas y no falta quien los tilde de sucios y políticamente incorrectos. Los desobedientes nadan contra la corriente. Lo hacen con la misma energía que los salmones cuando van a desovar en las fronteras de Alaska. Saben que en la tercera margen del río no hallarán tesoros ni sosiego. Pero, aún así, se defienden como pueden, avanzan a tientas y a ciegas, se resisten a lo que está con escasos y pobres recursos. Cristo desobedeció y lo crucificaron en el Gólgota. Ernesto Guevara desobedeció y fue asesinado a balazos en una escuelita boliviana. Milena Jásenská, la amante de Kafka, desobedeció en todo sentido y acabó sus días en un campo de concentración nazi. Los filósofos presocráticos, hace más de dos mil años, fueron en Grecia los primeros subversivos de Occidente. En los setenta unos treinta mil argentinos ofrendaron sus vidas por un país mejor pero sus cuerpos terminaron flotando sobre las aguas del mar y del río. En Colombia la cifra de inmolados y víctimas de la obediencia armada es incalculable. ¿Pero qué sería del mundo sin la luz estimulante y heroica de los desobedientes?
L.
L.
La fuga
Es como viajar en tren. De pronto el mundo corre/vuela hacia atrás. Los árboles, las casas, las calles, los recuerdos. Todo hacia atrás mientras los vagones avanzan con rumbo incierto hacia un punto difuso del espacio. Todo escapa y se disuelve como azúcar en el café. La vida de mi madre es tan desconocida como la de cualquier persona. No hay familia. También el tiempo huye como un ciervo herido. Amores que parecían eternos se alejan/vuelan a gran velocidad. Queda en el camino alguna foto, un pañuelo sin doblar, el perfume apenas insinuado. El sueño de anoche se convirtió primero en escena borrosa y luego en una mancha informe. Es como viajar en tren. Una carrera infernal hacia el olvido. Huye y vuela el mundo desde el coche-comedor. Queda tal vez la palabra, una tapa de gaseosa, un cigarrillo apagado, un mar que no es el mar.
L.
L.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Fin del mundo
Los mayas tenían razón. El fin del mundo es inminente. Las motos van a mil, los autos corren como locos, los conductores atropellan perros, flores y personas, el ambiente de las fiestas parece más un duelo que una celebración. Debe ser eso el fin del mundo. Pero no solamente. Los evangélicos anticipan la tragedia en la Plaza Once. Suenan los tambores finales. Se quiebran los amores que parecían amores y nacen vínculos que no lo son. Las cárceles están superpobladas pero la gente pide más condenas, más castigo, más tortura. ¿Qué otra cosa puede ser el derrumbe si no es eso? Los supermercados están llenos de gente desesperada, las bocinas inundan el aire, las alarmas están que vuelan. Las mujeres se desnudan por monedas y los hombres exhiben en la calle su enorme poder. En el cielo no hay águilas sino drones. En la tierra quedan unas gotas de agua dulce. Se anuncian nuevas guerras y renovadas injusticias y penas y odios. Apenas restan unos versos de Jorge Teillier. El mundo no puede terminar/ porque las palomas y los gorriones/ siguen peleando por la avena en el patio.
L.
L.
Algo llamado realidad
No es fácil responder a la pregunta del posteo. Menos en un lugar tan acotado como un blog. ¿Existe una cosa llamada realidad? Hay quien dice que no en la medida que lo de "afuera" no sea percibido por alguien. Los psicoanalistas, sin negar la presencia de las cosas, sostienen que todo lo que hay es una realidad psíquica. Para fundamentar la idea recuerdan el simple hecho de que las palabras no coinciden en absoluto con lo que nombran. A partir de ahí se genera un abismo al que sólo puede accederse mediante infinitas interpretaciones, miradas y representaciones. No hay, en todo caso, una realidad unívoca e indiscutible sino tantas como puntos de vista. Estas elucubraciones no deberían llevar a adoptar una postura excesivamente nihilista. Es bueno por ejemplo que un médico distinga un corazón de un hígado a la hora de operar. Y también es bueno que el enamorado no se confunda a la hora de confesarle su amor a una persona y no a otra. Lo primero es lo primero.
L.
L.
Periodismo en crisis
¿Se puede ser objetivo y sostener a la vez un claro y subjetivo punto de vista? Se puede si el punto de vista es favorable a mejorar la vida de las mayorías explotadas y empobrecidas. Se puede si la posición adoptada nace del curso natural de los acontecimientos. Si se opone a las guerras. Si forma parte de la lucha por un mundo inclusivo y justo en todos o casi todos los aspectos. Asistí hace poco a una discusión televisiva sobre la crisis del periodismo en la Argentina y otros países. Algunos medios actúan como portavoces de intereses mezquinos, crueles, asesinos. Lo hacen, claro, de manera encubierta y tramposa. Otros medios se comportan en apariencia de una manera progresista y favorable al reclamo de los pueblos. A veces lo hacen mal. No citan fuentes, vuelcan las noticias de manera errada o incluso panfletaria. Uno de los panelistas del programa sostuvo que todo se resolvería con más profesionalismo periodístico. Alguien, presente en el debate, rebatió esa idea. ¿Entonces de lo que se trata es de mentir de manera profesional y prolija? La clave de la discusión, creo, está en la respuesta a esta última pregunta.
L.
L.
Dios es el rifle
Me dice una amiga que la causa posible de la masacre de Connecticut es la soledad de los jóvenes en Estados Unidos. También sus adicciones crecientes al alcohol, la droga y el celular. No estoy de acuerdo si bien acepto que puedan ser factores a considerar. Pero en todo caso los adolescentes de ese país no están menos solos que los chicos argentinos, vietnamitas, canadienses o franceses. En la Argentina muchos jóvenes se emborrachan y consumen drogas. Y sin embargo no hay por aquí chicos de veinte años que tomen un rifle y maten niños en un jardín de infantes. Lo que pasa en USA ya es costumbre. En este punto estoy con el hipócrita Obama cuando dijo ayer que Estados Unidos es un país dominado por la cultura de la guerra, la violencia y las armas. Decir eso le costó que los republicanos lo tildaran de comunista. El sistema imperante en ese país alienta el camino de la eliminación del otro, quienquiera que éste sea. Ayuda y mucho la venta libre de armas que para colmo está promovida por los diarios y la televisión. A eso debe sumarse la cantidad de ex soldados norteamericanos que participaron en guerras (Vietnam, Irak, Afganistán) y vuelven desquiciados después de librar batallas fantasmales donde ni siquiera se visualiza claramente al supuesto enemigo. A eso hay que añadir una vida desprovista de todo sentido donde los jóvenes raramente conocen otras culturas más allá de Disneyworld y ven series y películas donde la vida que se muestra es como la cajita feliz de McDonald’s, o sea, falsa. ¿Qué valores humanitarios aprenden los gringos en las escuelas, en las universidades, en la calle y en la vida? Dios es el rifle en USA. Y eso tiene que ver con una multiplicidad de causas. En resumen. No creo en la teoría de la soledad expuesta por mi amiga.
L.
El sucio deseo
Para hablar de los amores de Kafka hay que hablar del lugar de la mujer en la vida y la obra del autor. Para él la mujer es sinónimo de diosa, puta, madre, factor de dispersión, interferencia. "El acto", escribió en una carta a Milena, sería un castigo por la felicidad de estar juntos. Amor también como resistencia a la muerte. Kafka ve en la mujer a la sirena, la seductora y devoradora. ¿Carne rasgada? Declarado enemigo del matrimonio como idea de felicidad, Kafka duda y hace de la duda su estandarte. "Sin ella no puedo vivir y con ella tampoco", resume en referencia a Felice Bauer, una de sus tantas novias. Los grandes amores de Kafka finalmente mueren por cansancio. Para el autor la pasión degrada y dignifica al mismo tiempo. El sucio deseo es juzgado como tal y el verbo amar se conjuga con deber, costumbre, sujeción, adecuación, convención, tradición o ajuste a un modelo. Si hubiera vivido unos años más, y no hubiese caído en un campo de concentración nazi como casi todas sus mujeres y familiares, Kafka no habría sido tan estricto. La prueba está en su último vínculo amoroso, Dora Diamant, con quien convivió feliz y hasta tenía planes de armar un restaurante donde la mujer cocinaría y él, Kafka, sería apenas un camarero de servicio.
L.
lunes, 17 de diciembre de 2012
Plan 2013
Como todos los años en este blog proponemos a nuestros lectores fijos, circunstanciales y/o accidentales componer una lista de cinco metas u objetivos mínimos para encarar y concretar en el inminente 2013. La idea se nos ocurrió hace tiempo viendo La vida sin mí, un conocido film de la brillante directora española Isabel Coixet. Ahí se cuenta la triste historia de una mujer a quien su médico le anticipa que le queda un tiempo muy limitado de vida. Unos dos meses. Tras conocer la noticia la joven condenada -quien además vivía feliz en un trailer con su marido y sus hijos- camina hasta un McDonald's cercano, se sienta y escribe en un papel un plan de cinco cosas que se propone realizar antes de morir, entre ellas, recuerdo ahora, hacer el amor con un hombre que no fuera su marido. En fin. La propuesta del blog, abierta a todos, consiste en proyectarse hacia adelante con cinco objetivos irrenunciables. O cuatro. Al menos uno. Alguien podría decir con razón que la vida no se planifica. Es cierto. Pero también es verdad que sin decisiones no hay destino.
L.
Enigma Gollum
Uno de los personajes más atractivos de El Hobbit y del Señor de los Anillos es Gollum. Esta misteriosa criatura tiene formas humanas pero se desplaza en cuatro patas como una zorra o un reptil. Una primera visión de Gollum ciertamente repugna un poco. Pero con el paso del tiempo el personaje se vuelve querible. Lo más llamativo de Gollum, quien vive siempre en zonas bajas, oscuras y pantanosas, es su ambivalencia espiritual. Nunca se sabe para quién juega. Uno se tienta inicialmente a colocarlo del lado de los malos dado que a veces es muy malo. Pero con el transcurso de la historia la calificación se debilita en parte. ¿Gollum está con los enanos de la saga que quieren recuperar su patria o con Mordor, el peor, el que habita las montañas tenebrosas? Imposible saberlo y de ahí su enorme atractivo. Todos somos Gollum en un punto. Ni buenos ni malos. Ni bellos ni horribles. Dudosos. Extraños. Infieles. Y, como él, todos estamos solos. Y el único tesoro obtenido, en este caso el anillo que brilla y duele en la triple saga, lo perdemos.
L.
L.
El hobbit piensa
El tema central de El Hobbit -ya se trate del maravilloso libro de Tolkien o de la no tan maravillosa película recién estrenada- se relaciona con un tema filosófico y existencial de primer orden que podríamos resumir como actitud ante la vida. El protagonista vive tranquilo en un agujero de la comarca. Ahí tiene abundante cerveza artesanal, hormas de queso, libros, pipa, jamón y paz espiritual. De pronto llega a su hogar un grupo de enanos y un mago barbudo, Gandalf, quienes le proponen sumarse a una aventura increíble por los bosques y cerros situados más allá de la comarca. El hobbit piensa. ¿Qué debe hacer? Sumarse a ese grupo de desarrapados cuya meta es por lo menos difusa o quedarse muy tranquilo en su agujero. ¿Mejor durar que arder? Esta última pregunta vale para todos.
L.
L.
domingo, 16 de diciembre de 2012
La llave
Para abrir una puerta el primer paso es contar con una llave. No es imaginable una llave que no abra puerta alguna. No es imaginable una puerta que jamás se encuentre con la llave correspondiente. Mucha gente se concentra demasiado en sus ganas de encontrar puertas. Pero de tanto pensar olvida lo principal. Sin herramienta propia el deseo no se realiza. Lo esencial, en conclusión, es la llave.
L.
sábado, 15 de diciembre de 2012
Sin teatro
¿Para qué llorar en las despedidas? ¿Para qué hacer grandes discursos en los homenajes solemnes? ¿Para qué los rituales llenos de palabras y gestos falsos o incluso verdaderos? Cuánto mejor sería todo si ocurriera al margen de los escenarios, de los actos aparatosos y los discursos conmovedores. Un abrazo entre dos cuerpos alcanza. Un silencio. Decir chau con la mano. Mirarse un rato. Sin teatro o, de ser posible, con un poco menos de teatro. Y recién después partir.
L.
L.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Después de la fiesta
Estaba rico el café. Sí. Muy rico. David se desmayó. ¿A qué hora se fue? A las tres y pico. Yo me fui a las dos. Pero él seguía. Y eso que vive en Caseros. Tenía que llevar a una de las chicas a la casa. Es una forma de decir. Sirvieron un helado delicioso. Estaba muy contento. ¿Quién? No sé. Diana bailó con Raúl. Parece que hay romance. Estaba rico el café. Sí. Muy rico. En el baño casi no había lugar. Champaña. Muy rico también. Y el show del mago. Sí. Inolvidable. Después de vomitar Mariel se desmayó. Hubo entrada, plato principal y postre. Después todos a bailar. Qué linda es la vida. Sí. Muy linda. El taxista me cobró 67 pesos. Llegué a casa a las tres. O a las cuatro. Estaba rico el café. Y las demás cosas también.
L.
Eco
Su avión ya carretea en la pista y alza vuelo como las aves ligeras del verano. Su avión ya se pierde entre las nubes hasta volverse un punto y luego nada y luego nadie. No me dejes, no me dejes, no me dejes. Desde arriba todo se ve tan ordenado y limpio. Tan verde lo oscuro. Tan suave lo áspero. No te vayas aún, quédate un poco más, sí, un poco más. Tú. Lejana y sola. No hay lobos en el cielo. La curvatura de la tierra parece un vientre delicado. A diez mil metros sobre el mar la vida es más hermosa. Su avión ya carretea en la pista y alza vuelo como las aves ligeras del verano. Sólo queda espacio para un eco. No me dejes, no me dejes, no me dejes.
L.
L.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Intelectuales y amantes
Me dice Lara, una joven y bonita compañera de oficina, que los intelectuales no son buenos amantes. Por si no se entendió. Lara habla del comportamiento sexual de los eruditos y académicos que suelen rodearla. Lo dice según su experiencia y según, también, lo que le contaron las amigas que pasaron por ese trance. Al parecer los escritores, ensayistas, docentes universitarios y varios etcéteras adoptan una actitud demasiado precavida y acaso muy hablada y más pensada. No se entregan, dice Lara que en realidad no se llama así. No sienten nada. Por decir algo le aconsejé que busque varones por otro lado, no sé, carnicerías, fábricas, barrios marginales, unidades básicas del peronismo. Pero ahí la chica puso freno. Tampoco la pavada, me dijo Lara que por estos tiempos está sola. A ella le gustaría un novio o compañero con quien poder conversar, compartir cosas, tener un mínimo de afinidad. Vos querés todo, le dije como para terminar la charla. Sí -admitió-. Quiero todo. ¿Y qué?
L.
Distancia
Releí esta mañana un divertido texto del peruano Julio Ramón Ribeyro donde habla de algunas mujeres que tienen buen lejos y de otras que, en cambio, tienen buen cerca. Eso significa que las de lejos no son tan lindas vistas de cerca y viceversa. Pero ese no es el punto. Pensaba ahora en esa gente, por lo general odiada o amada, que vista a la distancia es una cosa y, cuando nos acercamos, descubrimos que el gigante era un enano y el enano, tal vez, gigantesco. Sobrevaloramos cosas y personas desde lejos. Pero todo se normaliza gracias a la proximidad. Conclusión. Mejor dejar de lado el miedo y los prejuicios. Mejor acercarse de una maldita vez.
L.
L.
España en el corazón I
Mucho nos une a los argentinos con los españoles. Por ellos fuimos conquistados cuando todavía andábamos desnudos y el oro no tenía valor de cambio. Lionel Messi, nuestro mejor jugador, gana fama en el Barça y en todas partes. La Guerra Civil nos unió fuerte en el pasado. Mis padres, amigos de Rafael Alberti, casi se suman a las brigadas internacionales en defensa de la República. Nos sigue doliendo el asesinato de ese haz de luz llamado Federico García Lorca. Nos gusta ir de tapas, nos gusta el flamenco, nos gusta Charo López y el cine español. Los amantes del círculo polar, Furtivos, Las bicicletas son para el verano. Todas las películas de Julio Medem. Nos gustan Serrat y Sabina. Nos gustan las canciones y los poemas en catalán. Leemos a los escritores españoles. Leemos a veces, y pese a todo, el diario El País. Vemos con entusiasmo a los indignados que protestan en la calle contra los recortes de Rajoy. Soñamos con Barcelona y Gaudí. Soñamos con los pueblos blancos y lloramos con la soledad de Curro El Palmo. Por eso nos duele y encanta España. También por el mar. Todos quisiéramos ir hasta Madrid y enamorarnos de una muchacha con boina azul y amarla para siempre.
L.
L.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
España en el corazón II
Veo en TV un informe sobre la grave situación social en España como resultado de las políticas neoconservadoras impuestas por Rajoy y sus aliados de la Unión Europea. Veo que la llamada burbuja inmobiliaria promovida por los banqueros se tradujo en los deshaucios (echan a la gente de sus casas) y en los recortes que incluyen, por ejemplo, a enfermos terminales y dependientes. Un jefe de familia con dos hijos chicos anuncia frente a las cámaras la decisión de un inminente suicidio colectivo (el suyo, el de su mujer y sus dos hijos) dado que en las actuales condiciones, dice, no podrían soportar la situación de ser puestos en la calle sin gozar del subsidio estatal sanitario que venían recibiendo. Recuerdo tantos gobiernos argentinos que echaban la culpa de los problemas al "demasiado Estado" y también recortaban lo que llamaban el Estado de bienestar. Recuerdo las salvajes políticas neoliberales aplicadas en Chile luego del derrocamiento de Salvador Allende. No muy diferente será el panorama argentino, pienso también, si aquí se retoma, al ritmo de las cacerolas, el camino excluyente aplicado con resultados desastrosos en tiempos de la dictadura y el menemismo. Suicidio colectivo. Mejor apago la televisión y enciendo una vela. O dos.
L.
Tentación
Tentación de apagar la tele, los diarios y las radios. Tentación de suspender todo contacto con una actualidad donde, más allá de tal o cual excepción de cierta pureza y dignidad, la historia la siguen escribiendo los que ganan. Y los que ganan en casi todas partes son los que ganaron siempre a sangre y fuego. ¿Puede hablarse de paz en un sistema atroz que apuesta a la eliminación lisa y llana de los "enemigos"? ¿Puede todavía hablarse de justicia? ¿Es posible apostar a que alguna vez se imponga una forma de vida que defienda la vida por encima de todo? Tentación de apagar pantallas y encender una vela. Una única vela a resguardo del viento, de la lluvia y la maldad.
L.
L.
Depurar la sala
La noticia de la muerte de Ravi Shankar, virtuoso del sitar, me hizo acordar de una anécdota protagonizada hace años por el músico hindú. Todo estaba listo en un teatro para presenciar uno de sus grandes conciertos. No había en la sala un solo lugar vacío. Se habían vendido todas las entradas. Pasado algún tiempo Shankar, bajo una nube de aplausos, apareció en el escenario y procedió a afinar bien el instrumento. La tarea demoraba y el público empezó a ponerse nervioso. Pasó media hora. Luego una hora. Pero Shankar, sin perder la calma, continuaba la afinación de un instrumento que, como se sabe, tiene de 18 a 26 cuerdas de acero: cuatro para la melodía, tres que proporcionan el acompañamiento armónico y rítmico, y entre once y veinte afinables que vibran por simpatía y que, con su resonancia, añaden cuerpo y textura al sonido. Cuando pasaron ya dos horas media sala se había vaciado. Frente a la boletería una multitud reclamaba la devolución del dinero gastado en las entradas. Dentro del teatro las cosas cambiaron repentinamente. Ravi Shankar alzó la cabeza, miró sonriente la media sala llena y le dijo al público una frase que aún hoy nadie olvida. Ahora que se depuró la sala puedo empezar a tocar. El concierto, claro, fue inolvidable.
L.
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