¿Por qué no admitir de una maldita vez que no entendemos nada de esta vida? No habría nada malo en hacerlo y sería un buen punto de partida. Si no sé nada puedo saberlo todo. Si lo sé todo estoy lleno, es decir, estoy muerto. Hay una especie de ignorancia docta, bendita ignorancia del que siempre quiere saber más, la que consiste en aceptar el desconcierto frente a un mundo complejo, una vida compleja y siempre rara y excepcional. El paso del tiempo, la felicidad, el amor, la angustia. O sea. Sólo el misterio nos da vida.
L.
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