sábado, 22 de diciembre de 2012

Las fiestas


A diferencia de lo suele pensarse, o de lo que dicen los anuncios navideños o de año nuevo, las fiestas no son lo que parecen. Más bien terminan convertidas en un detonante de conflictos, peleas, irritaciones y una crispación difícil de observar en otras épocas del año. Los matrimonios no se ponen de acuerdo acerca de dónde sería mejor cenar en Navidad y Año Nuevo, en la calle reina un clima de desesperación y angustia, la compra de regalos parece más una misión desgraciada que un acto de placer, las energías están puestas más que nada en comer y beber en grandes cantidades como formas posibles de amortiguar la carga emocional de las fechas y, en fin, todo se mueve por ahí. Quizás liberando a las fiestas de tanto peso, viéndolas apenas como una instancia necesaria pero en el fondo irrelevante, sea posible alcanzar algo de paz y alegría no por fingida menos alegre y verdadera. Falta poco. Veremos qué pasa.
L. 

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