lunes, 16 de enero de 2012

Clasificar no es entender

Las clasificaciones, las generalizaciones, las frases hechas, las deshechas...Todo eso alivia al gran público. Lo sé por experiencia. Mis alumnos se ponen al borde del colapso cuando me resisto a definir algo. Y si no pongo una etiqueta me acusan de anarquista o, peor, maestro ignorante. De acuerdo. Mejor ignorante que estafador. Vivimos metiendo todo en cajas rotuladas. Y armamos grandes grupos indiferenciados. Los intelectuales, los adictos, los psicópatas, los santos, las putas, los manipuladores, la novela histórica o la romántica. Veamos si no cómo se agrupan las películas en videos, diarios y revistas. Drama, comedia, policial, triple x, cine oriental, terror, misterio, etcétera. Pongamos las cosas en claro. Las comedias puras no existen. Tampoco las tragedias totales. Es más. No hay géneros. Sólo películas, flores, verduras y singularidades. ¿Por qué tanto miedo a la infinita variedad del mundo? ¿Por qué fragmentar el conjunto en miles de pedazos y pedacitos? Clasificar no es entender. Borrar los nombres. La vida es inclasificable.
L.

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