La idea de encontrar un trabajo donde podamos poner en juego lo mejor que sabemos, ahí donde nos tratan bien, nos pagan bien, nos respetan como profesionales y demás... no es una buena idea. El trabajo ideal no existe. Ni siquiera ese que parece muy relacionado con "lo nuestro", con la especialidad que adquirimos estudiando y aprendiendo durante años. Esto lo saben de sobra los artistas que trabajan atendiendo gente en galerías de arte o los periodistas que soñaban cubrir guerras, tsunamis y revoluciones y terminan redactando cables sobre fiestas empresarias. ¿Qué opción quedaría entonces? Creo que cada cual debe armarse una carpita en el desierto, un espacio libre de jefes y gritos y órdenes, una caverna propia donde dar rienda suelta a la creación. El trabajo "oficial" y rutinario cumple la nada desdeñable función del salario y de organizarnos un poco. Pero la producción propia, es decir, la que realmente vale y trasciende, debe hacerse en otro lado, por ejemplo, en un blog. Es quizás uno de los pocos sentidos en donde la infidelidad total y completa resulta ser el camino más virtuoso.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario