Enero se estira como un sexo o como un chicle. Un día se parece al otro, el sol de hoy imita al de ayer, las calles vacías parecen irreales, el cielo permanece lechoso y anodino. Las mujeres se exponen más de lo habitual y los hombres se muestran sedientos como los perros del barrio. No me engaño. Parecería que falta mucho para que termine el año, algunos piensan que ni siquiera empezó, pero, insisto, no me engaño. Mañana serán las fiestas nuevamente. Feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Habrá cohetes en el espacio mientras yo seguiré inmóvil en la ciudad abandonada. Enero se estira como un sexo o como un chicle. Pero, aunque me gustaría, no me engaño.
L.
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