jueves, 12 de enero de 2012

Trabajos de amor perdidos

Esteban, compañero de trabajo, acaba de regalarme un lindo libro de poemas. Se titula Poesía norteamericana y es una antología de autores de renombre como Whitman, Cummings, Dickinson, Poe, Allen Ginsberg o la suicida Silvia Plath. La primera página del libro incluye la dedicatoria cordial y amistosa que Esteban me escribió. El detalle es que la página está cortada con tijera en la parte superior. Se ve un rectángulo perfecto. Me acerqué a mi compañero y le pregunté el motivo. Se limitó a explicarme que ese libro se lo regaló una ex novia hace tiempo y que el rectángulo en cuestión contenía una dedicatoria de amor dirigida a él en días de gloria. Me la mostró y sentí algo especial. No sabría decir bien lo que sentí. Creo que evoqué situaciones parecidas. Esteban no quería conservar el libro y lo entiendo. También prendí fuego a todo en otros años. Regalé libros, fotos, artesanías y hasta bonitos pijamas de seda. Pensé. Los trabajos de amor a la larga se pierden o delegan. Hasta los frutos del árbol más hermoso finalmente se pudren y, claro, se caen.
L.

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