jueves, 9 de febrero de 2012
Erotismo cotidiano
No hace falta buscarlo en camas alquiladas por un turno. Tampoco en cuartos oscuros o cines prohibidos. El erotismo no está en las películas ni en los libros. Se ve mejor en las frutas, en los jugos, en la madre primeriza que alimenta a su bebé. Es un erotismo fuera de contexto, es decir, fundido a pleno con la vida y la inocencia de los días. Persevera en los extremos de todas las cosas. Se manifiesta mudo en el interior de autos y oficinas. Oscila en el movimiento errante de los cuerpos y los astros. Ningún lugar tranquilo en la memoria. La noche se desliza lenta entre las piernas y el silencio.
L.
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