martes, 7 de febrero de 2012

Infancia y deseo



Los enemigos del psicoanálisis se resisten a admitir la íntima y evidente relación que existe entre el deseo adulto y las evocaciones infantiles. No hay que ser un genio para entender que si nos enamoramos de una persona y no de otra es porque la que nos gusta es portadora de algún rasgo observado hace tiempo en nuestros padres, o en algún reflejo lateral de ambos, incluso en un antecedente más próximo y oscuramente proyectado en otro ser. Si analizamos el goce puramente "anatómico" las conclusiones no serian muy diferentes. ¿Por qué atraerían tanto a los hombres los pechos de las mujeres si no vieran en ellos la representación de una remota y placentera lactancia? ¿De dónde nacería incluso la natural propensión de hombres y mujeres al sexo oral? Freud consideró a este hábito, y a tantos otros comportamientos sexuales comunes a todos, como la evocación de una inocente y primordial escena infantil.
L. 

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