De pronto, como siguiendo una señal previamente convenida, los pájaros vuelven a los pinos. Vuelven en silencio y en camino hacia las ramas. Vuelven al nido desecho por las balas susurrantes y escondidas. De pronto. Como siguiendo una señal. Los pájaros afrontan la noche de la vida. Ya ni piensan en volar. Ellos que fueron ejemplo de cielo y temblor. Figuras perfectas recortadas entre nubes, los pájaros, víctimas del vuelo, abrazan la noche de los lobos. Un dedo roza el gatillo y un estallido de plumas ilumina el bosque. Todo sin novedad. Apenas un regreso mudo y desnudo entre los pinos.
L.
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