Así como vamos quedará para los poetas la tarea de convertirse en mediadores entre las potencias oscuras y los hombres. La de conservar la memoria de ciertas virtudes humanas, o, como diría Machado, la de narrar una melodía. La tarea de imaginar juegos, como el juego del amor, donde no se pierde ni se gana. La tarea de servir a imperios inexplicables donde no existe la victoria. La poesía no ofrece soluciones para el dolor personal o colectivo. La rebelión poética consiste en cuidar esa parte del hombre y la mujer que no se deja ni reducir ni clasificar ni conocer ni juzgar ni predecir. La tarea de hacer ver que somos algo más que un robot o un blackberry.
L.
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