Está lloviendo acá. El cielo oscuro, rayos, truenos. Los aviones no pueden salir. La autopista está paralizada y los conductores se limitan a observar las gotas que se deslizan y se pierden. La lluvia puede frenar el ritmo soberbio con que los seres humanos viven la vida sin sentirla. Me asomé a la ventana de la oficina. No te pongas triste, me dijo el editor. ¿Acaso vio algo en mi rostro? Debajo del mar hay un desierto.
Andrea
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