jueves, 5 de mayo de 2011

Un pez y una bicicleta


Un pez se enamoró de una bicicleta. Es, por donde se lo mire, un amor imposible. La bicicleta no cree que un ser tan extraño -sin piernas ni brazos ni miembro- sepa hacerla andar como se debe. El pez, por su parte, no ve en la bicicleta una buena herramienta para llegar hasta el fondo oscuro del mar. Un problema. No hay solución. Pero el pez y la bicicleta se aman. Y nadie (nada) podrá impedirlo.
L.

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