Nada más curativo que el acto. La mente se alivia en el sencillo acto de bañarse, pelar papas, lavar un plato. El puro acto ahorra años de terapia y produce efectos en el cuerpo y el alma difíciles de medir. No grandes actos. Mínimos desplazamientos. Poner las manos o las piernas en acción. Con eso alcanza y sobra. Para la angustia ni hablar. Actos. Despensar, como dicen los budistas. O cocinar. No voy a hablar del acto sexual porque no corresponde en este post. Pero también es curativo...si se lo hace con la persona correcta. No subestimar las acciones físicas. No sólo entretienen. Son, además, un santo remedio para todos los males... incluido el mal del domingo.
L.
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