Me dice Luciana, una encantadora compañera de trabajo, que pese a que tiene pareja no deja de mirar a otros hombres de tanto en tanto. Me lo dice en un sentido amplio y no porque esté en crisis con su novio. Al contrario. Está muy bien con él y planean juntos viajar en breve a Río de Janeiro. Cuando le pedí detalles explicó que si ella se reprimiera en las miradas o pensamientos eso, a la larga, traería problemas a su relación actual. Por mi parte le dije que a veces algunos hombres y mujeres bien casados piensan en otro/otra cuando hacen el amor con la pareja, digamos, oficial. Y que eso favorece también a la salud del vínculo. Luciana dijo que ella no lo planteaba en ese sentido. Pero luego, ante mi insistencia, admitió que también en ese aspecto, así como se habla de un colesterol bueno y otro malo, habría, también, una infidelidad buena. Parece razonable... Pero habría que pensarlo un poco.
L.
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