L.
miércoles, 4 de enero de 2012
La caverna
Si empiezo diciendo que Werner Herzog es mi director de cine preferido voy a arruinar este posteo. Pero ya lo dije. Su documental titulado La caverna de los sueños perdidos (una traducción más exacta sería La cueva de los sueños olvidados) es algo fuera de serie. Esta vez el sensible director de Nosferatu y Fitzcarraldo se mete con un par de ayudantes y una filmadora manual en una caverna rocosa, casi poblada de fabulosas pinturas rupestres. Fue descubierta en 1994 en el sur de Francia por un grupo de exploradores. Chuavet Pont d'arc, tal el nombre del sitio, se remonta a cuarenta mil años atrás. El film muestra un pozo de maravillas donde los hombres del paleolítico nos quieren decir algo sin que podamos saber qué. Se ven ahí dibujos de caballos, rinocerontes, hienas, manos apoyadas en la piedra y hasta las piernas abiertas de una mujer cuyo cuerpo se funde hacia arriba con una cabeza de animal indefinido. Para entender la cueva hay que salir de ella, dice un arqueólogo entrevistado. Por ahí va la cosa. Quien quiera ver que vea. Herzog mira profundo un lugar que jamás podremos conocer porque, afortunadamente, el acceso al público está prohibido. No se hizo lo mismo con una caverna vecina y el turismo se ocupó de destruirla en pocos días. Lo mismo puede pasar con esta película. Consejo. Apurarse a verla antes que la bajen para siempre de los cines de Buenos Aires. Está en la modalidad 3D.
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