Este blog, lo sabemos, genera adicción. Me lo ha dicho recién María, una lectora fiel, pero en otros momentos lo dejaron entrever otros lectores que luego pudieron liberarse del efecto/suspende y ahora andan libres y sanitos disfrutando de las mañanas campestres. Le dije a María que a mí también me genera adicción el blog. Aunque no tan grave como la que tuve hasta hoy con Facebook. El impulso me lleva a veces a escribir tres o cuatro posteos por día. Eso no puede seguir y va a bajar el ritmo como se anunció más abajo. La idea sería mejorar la calidad de los textos, cuidar más la forma que es siempre la mejor manera de cuidar el contenido. Las adicciones no son buenas. Ninguna esclavitud lo es. Ninguna religión. Pero sostener algo, aún eso que duele y obsesiona, en fin, algo hay en ese simple acto que lo vuelve estimulante y hasta curativo. Hay algo sí.
L.
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