martes, 13 de marzo de 2012

El entusiasmo

Qué poco dura el entusiasmo. ¿Entusiasmo por qué? Por lo que sea. Dura demasiado poco y se evapora. Al principio da la impresión de que la persona entusiasmada vive en un estado de exaltación lírica, erótica, mística y esdrújula. Pero pasa el tiempo y la pasión decae. Dura, todo, muy poco. Siempre hay otra cosa que puede ser mejor. Otra cosa, otra persona, otro país, otro cuerpo. La ilusión de lo nuevo renueva el entusiasmo por conocer mares supuestamente fascinantes e ignorados. Pero ese fervor decae luego. Los mares acaban siendo los de siempre. Y viene la noche. Y todo así.
L. 

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