Para que algo se nos vuelva posible debemos tener plena conciencia, primero, de los imposibles conocidos. De poco serviría en este caso repetir lugares comunes del tipo nada es imposible. O siempre que te lo propongas lo conseguirás. O tú puedes y demás tonterías por el estilo. No serviría para mí al menos. Freud imaginó tres imposibles que son educar, curar y gobernar. Coincido. No hay cura total. Gobernar es un lío por la cantidad de intereses en pugna, educar...tampoco se puede. A lo sumo un maestro puede señalar algo, despertar la curiosidad, no mucho más. Si quiere el alumno aprenderá. Y si no quiere todo quedará en nada. La lista podría ampliarse un poco. No podemos cambiar a nadie. No podemos lograr que alguien que no nos ama decida enamorarse de nosotros. Tampoco podemos cambiar el mundo. Tal vez sí la vida pero en una parte muy acotada. Es útil conocer los límites para poder empujarlos al máximo, es decir, hasta el cielo donde caen los autos.
L.
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