domingo, 4 de marzo de 2012

Máquinas rotas

El mundo es una máquina rota. Los ancianos de la tribu dicen que alguna vez anduvo bien. Era, dicen, un perfecto mecanismo de relojería. No les creo. Supongo que se aferran a recuerdos felices para no llorar. Puedo entenderlos. Pero el mundo no anda bien y eso es un hecho. Y aún suponiendo que tuvieran razón, ¿cuándo empezó todo? ¿qué engranaje se gastó? ¿cómo dejó de sonar la hermosa música? Trato de hacer memoria pero no puedo llegar al origen del origen. La pregunta por la causa, me lo dijo mil veces mi analista, no ayuda en este asunto ni en ningún otro. El mundo es una máquina rota. Y también cada uno de nosotros. No anda la cabeza, no anda el sexo, no acarician bien las manos. Máquinas defectuosas y errantes. Eso somos. Pero a no desesperar. Lo que se ha roto puede componerse. Se supone que para eso estamos. Habrá que juntar las pocas herramientas que quedaron y ponerse a trabajar.
L.

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