¿Es posible perderse en el mundo? ¿Puede uno extraviarse como la luna se duerme en el corazón de algunos niños? No parece posible. Se cuenta la historia de un cazador que durante un viaje por la tundra, en compañía de un guía inuit, fue sorprendido por una tormenta de nieve. Sintiéndose abandonado por todos, en medio del frío y el viento, el cazador entró en un estado de desesperación. Estamos perdidos, casi gritó en medio de amenazantes aullidos de perros o coyotes. El guía inuit lo miró pensativo y en calma. No nos perdimos -le dijo finalmente-. Estamos aquí. El hombre tenía razón. Es imposible perderse en el mundo porque siempre estamos donde estamos, es decir, donde se afirma nuestro yo, es decir, en el lugar donde se duerme y agita el leve corazón de algunos niños.
L.
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