La verdad exagera. Es caliente, duele, da placer. Todo amor es exagerado. Toda pasión se supera a sí misma. Estar vivo es una terrible exageración. No lo es menos la luna, las tormentas solares, los pechos de las mujeres, el sexo del varón y el plexo de los ángeles. Hay una exageración rotunda en el menor proyecto que se aborde. Y también en el mayor. No existen medias tintas. Sólo hay tintas enteras. No hay punto medio sino puntos definitivamente extremos. La ducha exagera. El pan. Un beso debe exagerar por definición. El día de hoy, sin ir más lejos, es un exceso desde todo punto de vista. Tiene fiebre. Y la fiebre, maldición, no baja ni un grado.
L.
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