sábado, 5 de enero de 2013

Rutina y sorpresa


Dice Julio Ramón Ribeyro que las relaciones que uno tiene con su mujer, por hermosa y divina que sea, llegan con el tiempo a hacerse tan rutinarias como las que uno mantiene con el lugar donde vive. Y así como al cabo de habitar varios años en una ciudad no vemos ya las plazas, las avenidas, los monumentos, sino cuando el azar o la obligación nos lo proponen, del mismo modo a veces descubrimos que nuestra mujer tiene tetas, lindos ojos o un lunar en cierta zona imposible de la cadera. Vuelven así la sorpresa y el asombro.
L.

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