miércoles, 30 de julio de 2014

Dibujos I

¿Es ella? No estoy seguro. Podría serlo dado que hace unos años andaba también en bicicleta y a un ritmo parecido. No es fácil descubrir a una mujer desde atrás. El pelo lacio confunde. Miro fijamente el sillín, sin descuidarme de los autos, y sobre todo miro lo que ahí se apoya desdoblándose a partir de la curva o raya central que da lugar a todo tipo de pensamientos. El sillín, la tarde nublada, el ágil movimiento de las piernas que alguna vez vi desnudas. Pero no son las de ella. No lo son con seguridad. No sería tan delicada y esbelta su figura hoy. Menos ahora que tuvo hijos y se casó y viajó no sé adónde con su nuevo marido o compañero como dice o decía ella con lenguaje propio de la izquierda revolucionaria. Los aros que tiene podrían ser los suyos. Puede ser suya la nuca ahuecada y con pelitos y ese vestido de fondo negro y dibujos de color que bien podrían pertenecerle. Los pelitos, los dibujos, la nuca, la curva y todo lo demás. La verdad, no estoy seguro. Avanza con energía poco digna de ella por la avenida y dobla, de pronto, hacia un lugar cercano al mar, como si fuera Alfonsina o no sé quién, directo hacia el océano, un poco de arena, las huellas borradas en el sur y yo, siempre ocupado, mirando hacia adelante y nada más que hacia adelante.
L.

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