Por suerte queda siempre un resto, algo inacabado, una tarea por hacer, un amor posible o imposible. De no ser así no habría nada. Si no faltara algo faltaría todo. La tarea estaría cumplida y sólo restaría morir, es decir, eso que para Lacan es equivalente al único acto realizado. Lo demás son aproximaciones, intentos fallidos, bocetos de obras que jamás se concretarán. Un beso a medias, con o sin medias, vale más que un beso absolutamente desplegado. Un beso a medias promete. El beso total se parece demasiado a decir chau.
L.
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