sábado, 19 de julio de 2014

Pasión suspendida


Leo una larga entrevista a Marguerite Duras (1914-1996) donde la escritora confirma el carácter autobiográfico de El amante, su novela más famosa e intensa. Duras fue iniciada sexualmente por un chino de alta clase. La mujer dice que el cuerpo del hombre no le gustaba pero que aún así la hacía gozar. Ella amaba en él su amor por ella más un erotismo desconocido y ambiguo. Con él descubrió la ambivalencia que suspende en parte una pasión. El amor como deseo de poseer al otro al punto de querer devorarlo. La pasión entendida como algo capaz de combatir la muerte, el mal, el tedio de vivir. Pronto descubrió la escritora que el amor no existe más allá de unos pocos instantes para después dispersarse en la imposibilidad misma, real, de cambiar el curso de una vida. Hay por lo visto algo sin nombre que el sexo no alcanza a aliviar. Lo que le faltó a Marguerite Duras en esa pasión suspendida lo retomó, como debe ser, en el acto mismo de escribir la novela y liberarse a través de ella.
L.

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