viernes, 18 de julio de 2014

Si hubiera o hubiese

Si yo le hubiera dicho. Si no hubiese ido. Si en vez de escribirle un mail hubiera o hubiese hablado por teléfono. O callado. O leído quién sabe. Solemos pensar que en el pasado cometimos un grave error. Una falla inicial. Algo decisivo, irreversible y fatal. En caso contrario no hubiera o hubiese pasado lo que pasó. Si no respondía a ese mensaje. O si respondía. Otro gallo cantaría si evitaba a tiempo la obvia equivocación. Todo sería mejor ahora de haber evitado el fallo de origen. Si hubiera o hubiese. Es el tiempo verbal de la neurosis. Si yo hubiera estudiado esto o aquello no sería esto. Con frecuencia pensamos que la vida no da segundas ni terceras oportunidades. En la primera debíamos hacer eso. En la segunda lo otro. En la tercera lo de más allá. Si yo hubiese o hubiera es la gramática del fracaso y la inutilidad. Suponemos entonces que debemos pagar las consecuencias por no haber hecho lo correcto en el momento indicado. Pero no es así. ¿Acaso existe lo correcto? No hubo ni hay error. Hicimos lo que debíamos en las condiciones dadas. Y estuvo bien para ese momento. Quizás no para hoy. Pero además. Nunca es tarde para cambiar de tiempo verbal. Nunca es tarde para nada.
L.

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