lunes, 28 de julio de 2014

Quemar etapas


Para algunas personas la vida consiste o consistiría básicamente en matar el tiempo y quemar etapas. En tal sentido algunos adultos dan consejos a los jóvenes. Aprovechá para viajar ahora que sos joven, disfrutá del sexo antes de casarte y tener hijos, o, cuando el destinatario del mensaje no es tan joven, ya no tenés edad para eso, sentá cabeza, cosas así. Reducido a lo esencial el proceso implica obedecer en la infancia, divertirse en la juventud, aburrirse en la adultez y el matrimonio, convertirse en seres acabados a partir de los 50. En todos los casos el sólo hecho de jugar es considerado un pecado grave. Y no sólo por hombres y mujeres. Dicen los expertos en comportamiento animal que el creciente desinterés por el juego también afecta a algunas aves, a los monos y a los carnívoros superiores. Y eso, la falta de alegría o entusiasmo, origina luego todo tipo de problemas. Etapas. Asignaturas. Mandatos. Obediencia. ¿Por qué ese reduccionismo? ¿No sería mejor pensar la vida como un río en vez de verla como una escalera de dura y durísima piedra? ¿Por qué seguir los planes que otros diseñaron para nosotros? O, para decirlo más directamente, ¿por qué morir antes de tiempo?
L.

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