lunes, 9 de mayo de 2011

Amor, odio, indiferencia


Cada tiempo, cada ser, cada acto contienen, así sea de manera incipiente, su exacto opuesto. La oruga se contrae para luego desplegarse, lo dulce esconde en la boca lo salado, lo crudo lo cocido, el amor, que de eso se trata,  alberga al desplegarse la propia negación. La transición es imperceptible pero es. Con una ligera diferencia. Al contrario de las diez mil cosas del mundo el amor tiene dos opuestos y no solamente uno. El más conocido es el odio. El otro, más pasivo, es la indiferencia. ¿Cuál es peor? La indiferencia.
L.

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