lunes, 9 de mayo de 2011
Intensidad y altura
Pasó con el imperio romano. Había llegado tan alto y tan lejos que se vino abajo. Pasará seguramente con el imperio estadounidense y los que le sigan. Lo alto baja. Lo lejano se acerca. Lo caliente se enfría. ¿No podría decirse lo mismo del amor? Cuando se vuelve más intenso más próximo está de sus propios límites. El amor loco, el amor desesperado, el amor total e imposible termina sofocando. O aburre. ¿Qué hacer entonces? ¿Renunciar al llamado? ¿Amortiguar el impulso? ¿Amar sin entusiasmo? Ninguno de esos parece buen camino. Mejor entregarse total y completamente a la experiencia y dudar. Mejor dudar de las grandes verdades. Y aún de las pequeñas.
L.
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