miércoles, 4 de mayo de 2011
Como si mañana...
Lautaro, un alumno de periodismo, me pregunta qué quise decir en un mensaje reciente cuando imaginé la posibilidad de vivir cada día como si fuera el último. ¿Qué haría hoy, supongamos, si tuviera la certeza de que voy a morir mañana? La pregunta es buena. Pero la respuesta es difícil. Hasta se corre el riesgo de caer en cursilerías. Lo habitual en estos casos es alucinar el descontrol absoluto. Hacer algunos llamados que no me atreví a hacer. Escribir mensajes específicos. Beber sin límite, arrojarme sobre el cuerpo de mujeres deseadas, leer una vez más Carta a Mariana de Jorge Teillier. Subir a un avión con parada en Ushuaia. Caminar por los bosques del Parque Nacional de Tierra del Fuego. Subir a una montaña que conozco bien. Todo eso, claro, si no fuera el que ahora soy. Porque ese que soy ahora no haría nada diferente a lo que estuve haciendo, por ejemplo, recién. Tomar mates con Andrea después de haber dormido con ella. Escuchar juntos a Spinetta, Carlos Vives y Piazzolla. Hacer los mismos chistes estúpidos de siempre. Acompañarla a la parada del 2 o el 103. Decirle que no me gusta que se vaya. Volver luego a mi casa. Comprar manzanas rojas, escribir en el blog y hacerlo, claro, como si este día fuera el último.
L.
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