A toda hora Fernando Pessoa, el poeta portugués, nos tira el alma abajo. Parece decir no quiero, no voy, no puedo a cada instante. Renunciá, no viajes, no desees, no toques, no ames...Pero nunca dejes de sentir. Y para todo tiene argumentos de peso. Cada uno de nosotros es dos -dice-. Y cuando dos personas se encuentran es raro que cuatro puedan estar de acuerdo. El amor quiere la posesión -dice también-. Pero eso es imposible. Si yo no soy ni siquiera dueño de mí mismo, ¿cómo sería dueño de otra persona? Por momentos dan ganas de confrontar con él. ¿Entonces qué señor Pessoa? ¿Qué hacemos cuando sentimos el inconfundible llamado del deseo?
L.
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