jueves, 26 de abril de 2012

Te amo con todo mi corazón

Se armó un lío en plena clase. Yo empecé, como siempre, combatiendo los lugares comunes. Dije por ejemplo que mi más sentido pésame es una expresión carente de sentido. Dije también que frases como te amo vida mía, o te amo con todo mi corazón, resultan igualmente inverosímiles. Bastaría pensar un rato en la cuestión. El corazón es un músculo pequeño pero importante, lleno de venas y arterias, lleno de sangre también, poco relacionado con lo amoroso. Quizás, provoqué, sería más sincero decir cosas como te amo con todo mi pene o algo aún más sucio. Después de todo los genitales se relacionan más con el amor que el corazón, el bazo o el páncreas. Una alumna saltó hecha una furia. Dijo que el amor es un sentimiento y que lo que yo había dicho era una vulgaridad. Acepté esto último pero no la frase que dio como ejemplo. Le recordé a mi alumna que Boca, el equipo de fútbol, también es un sentimiento. No puede parar. Lo cantan las barras bravas en los estadios, es decir, nada que ver con la pasión que nos despierta una persona. Decir que el amor es un sentimiento, además, es un punto de vista teórico que debería ser estudiado y analizado con detenimiento. A esa altura la discusión era imparable. Le dije a mi alumna que el tema era complejo y requería, por lo menos, leer algunos libros. Ella, cada vez más irritada, me dijo que para amar no se necesitan libros. En fin. Así fueron las cosas. Se armó un lío en plena clase.
L.

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