lunes, 30 de abril de 2012
Hacerlo no es tan fácil
Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen y hasta los conejos lo hacen, claro, como conejos. Pero ninguno de ellos usa preservativos o pastillas de microgynon en el caso de las hembras. Las parejas se aparean sin uso de velas aromáticas, sin ligerie, sin angustia, sin diálogo, sin demandas institucionales. Ni siquiera podría decirse que entre los animales hay deseo tal como lo entendemos modernamente. Hay, básicamente, un acto funcional. Los humanos llegamos a ser antifuncionales y nuestro nivel de necesidad se articula demasiado cerca de la vasta alquimia del deseo, la sexualidad y, sobre todo, del lenguaje que viene cargado de malentendidos. Todo se complica infinitamente. Pero, a la vez, la nueva dimensión, la humana, abre a veces las siete puertas del mar y de la noche, algo a lo cual las gaviotas, aún siendo tan hermosas, no acceden ni por azar.
L.
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