Leo en el diario madrileño El País que a partir de ahora los "inmigrantes irregulares" en España, así los llaman, no tendrán acceso a hospitales y demás centros de salud. Imagino la escena. Una inmigrante angolana, por ejemplo, se acerca a un consultorio totalmente descompuesta. No importa la causa. El médico le dice lo siento. Usted es irregular. Muérase. No voy a atenderla. La medida es parte de los recortes aprobados en España por el Consejo de Ministros de ese país donde vivieron alguna vez Federico García Lorca, Miguel de Cervantes Saavedra y un tal Miguel Hernández. Un niño irregular está por nacer. Que se muera. Una hermosa joven colombiana se desangra. Que se desangre por no tener los documentos en regla. Que se mueran ella y todos los demás. Sólo por eso debería producirse en el mundo, hoy mismo, ya, una revolución mundial, social y política, de alcances imprevisibles.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario