Sexo fuera de contexto. Es la consigna que di a mis alumnos de taller literario para el ejercicio de la semana próxima. Las consignas son meras excusas para producir literatura, subjetividad, encadenamiento de palabras intensas. Mi propuesta apunta, en realidad, a combatir los lugares comunes de la escritura erótica y de la escritura en general. Ya se sabe. Sábanas arrugadas, pieles erizadas, poros alterados, cataratas de sudor. Lo sexual, sin embargo, impregna la vida diaria de todos nosotros. Y no hacen falta frases hechas ni escenarios determinados ni obviedades de ningún tipo para que el acto se ponga en juego. Los lectores de Cortázar tienen un ejemplo perfecto en el cuento La señorita Cora, el más erótico del autor de Rayuela según sus propias palabras. Y en ese relato, como se sabe, no se describe ninguna escena sexual y todo transcurre, para colmo, en un ambiente hospitalario. Dicho de otro modo. Sexo fuera de contexto es la vida bien encarada y mejor entendida. O, también, literatura a secas...aunque lo dicho se contradiga en parte con un tema tan húmedo y sensible.
L.
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