Qué difícil sostener un blog. Pero no sólo un blog. Qué difícil sostener cualquier cosa. Un amor, un trabajo, una carrera, una cena, una conversación, una persona, diez personas. Más fácil, mucho más fácil, sería dejar que se caiga todo y listo. Tomarse un avión directo a la Isla de Pascua y quedarse ahí mirando el mar. Pero nada es fácil. Ni siquiera dejar que todo se caiga. O eso especialmente.
L.
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