jueves, 26 de abril de 2012

Pasión de multitudes

La ignorancia, o, para decirlo de otro modo, el rechazo al conocimiento en todas sus formas, se ha convertido en pasión de multitudes. Cualquier idea, por simple que resulte, provoca escozor, miedo, fastidio. Lo noto en el vecindario, en las aulas, en los baños públicos. Lo que en cambio entusiasma son las religiones de cualquier tipo, los ángeles, la mística, los signos zodiacales, las ideas falsas, cualquier noticia carente de todo fundamento. Esto se expresa en situaciones diversas y el motivo no es fácil de aclarar. O sí. Acaso siempre fue igual. Durante siglos la humanidad prefirió pensar que nada se movía en el universo. O que la Tierra está sostenida por elefantes. O que ciertas mujeres, a las que se consideraba brujas, debían ser quemadas vivas a la vista de todo el mundo. Porque la ignorancia, pasión de multitudes, tiene su lado cruel. Eliminar al que sabe algo, por mínimo que sea, para que no moleste con ideas incómodas. Mejor me quedo con pensamientos simples, amor simple, felicidad simple. Así paso la vida tranquilo, sin miedo, sin cuestionar nada. Elegir el camino de la ignorancia, sin embargo, no sale gratis y no todos lo saben a tiempo. Divina y triste ignorancia.
L.

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