domingo, 15 de abril de 2012
No hacer nada
Asombran los perros que miran algo fijamente durante horas. Vi uno recién cerca del Parque Rivadavia. Era un labrador y mientras su dueño se amargaba leyendo Clarín el perro no dejaba de observar quién sabe qué en dirección indefinida. Debe ser, como dijo Andrea, que los perros no tienen el concepto de hacer algo. Simplemente son y están. Todo esto me hizo pensar. ¿Por qué siempre hay que hacer algo? Algo con la vida, con la pareja, con el estudio, con el trabajo, con el pelo, con la ropa. Si un padre ve que su hijo demuestra alguna habilidad futbolística va y lo anota en el mejor club del ramo. Y si la nena baila más o menos bien la inscriben de inmediato en la escuela de danza del Colón. Hay que aprovechar la sabiduría. Hay que hacer algo con la chica de al lado si me mira. Algo con la escritura si escribo. Algo con el sexo si me da por ese lado. No pienso así. Al contrario. No creo que sea necesario hacer nada con nada. La vida fluye, por lo general, en la dirección correcta. Iba a terminar esto diciendo se hace camino al andar pero me pareció demasiado obvio y tampoco hice nada con ese verso de Machado. ¿Está bien?
L.
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