Hay un libro de Tanisaki que se llama exactamente así. Elogio de la sombra. La idea no gusta en Occidente donde todo, hasta las bombas, está hecho de luz y provoca el aplauso del querido público. En esta parte del mundo decir que hay sombras en un cuadro supone indicar que algo desentona casi tanto como un lunar en la cara blanca y hermosa de una japonesa. La sombra, percibida en el cuadro de la vida, estará compuesta por la muerte, el sufrimiento, la enfermedad, la guerra, la injusticia, etcétera. Pero todo artista sabe, también, que hacen falta sombras en los cuadros para percibir la luz. De no ser por ellas no veríamos los colores ni podríamos admirarlos. De igual modo sin el sufrimiento y la enfermedad, sin la guerra y la muerte, no sabríamos qué es el bien, la salud, la paz, la vida. De acuerdo. Elogio de la sombra. Pero, por favor, sin exagerar.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario