Los que sobrevivimos al plomo, los que nos salvamos de ser arrojados al mar desde túmulos aéreos, los que callamos, hemos resuelto encender un fuego. La leña está húmeda y ya no hay fósforos Pero igual encendimos un fuego en la playa para darnos calor. Somos la generación del frío. Si estamos vivos por algo será. Y si ellos están muertos por algo será. Encendimos un fuego los que aún estamos vivos mientras escuchamos los gritos de odio que obviamente merecemos, el reconocible sonido de las armas que nuevamente serán disparadas, el cinismo de los vencedores. Los que respiramos aún hicimos una ronda en torno al pálido fuego. Es un círculo mudo y cerrado. Todo sucede en una playa sin nombre y a la orilla de un mar poblado de cuerpos sin vida. ¿Nada más queda? Claro que sí. Quedan el fuego, la playa, nosotros, los otros y el silencio.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario